Fases del duelo: cómo afrontar la pérdida de un ser querido

En nuestra travesía, a menudo nos encontramos frente a un abanico de emociones intensas y desafiantes, especialmente cuando enfrentamos la pérdida de un ser querido. La magia no reside sólo en comprender estas emociones, sino en nuestra disposición para abrazarlas y llevarlas más allá de la mera reflexión, transformándolas en un proceso de sanación significativo. A lo largo de este viaje, aprenderemos a navegar por las fases del duelo, a aceptarlas sin juicio y a encontrar el camino hacia la aceptación y la paz interior. Estas fases se transitan a diferentes ritmos, ya sea en una pérdida anunciada, como una enfermedad, o en una pérdida sin previo aviso, como un accidente.

La palabra «duelo» proviene del latín «dolium», que significa «dolor». En su origen, el término se refería al dolor emocional experimentado después de la pérdida de un ser querido. A lo largo del tiempo, ha evolucionado para describir el proceso completo de adaptación y respuesta emocional ante la pérdida, incluyendo las diferentes etapas. El duelo es una experiencia humana universal que puede manifestarse de diversas formas dependiendo de factores individuales y culturales.

Negación: la primera puerta del duelo

La negación es como esa primera puerta entreabierta a la realidad de la pérdida. Al recibir la noticia, es común sentir que todo es irreal, que en cualquier momento despertaremos de esta pesadilla. Esta fase es una forma de protección, una respuesta natural de nuestra mente para amortiguar el golpe inicial de la pérdida.

La negación puede ser una barrera, pero también una oportunidad para iniciar el proceso de duelo. Es el momento en que nos damos el espacio necesario para empezar a aceptar la realidad, poco a poco, sin presión, excepto cuando es una pérdida no esperada. En esta etapa, pregúntate   en tu “rincón mágico” ¿qué sentimientos estoy evitando? ¿Cómo puedo permitir que la verdad penetre suavemente en mi conciencia?

La negación no es algo que deba ser forzado a desaparecer. Cada persona tiene su propio ritmo, y reconocer esto es fundamental para una recuperación saludable. Este es el primer paso hacia una aceptación más profunda, donde comenzamos a enfrentar la realidad con un corazón abierto y vulnerable.

Segunda fase, la impotencia: la tormenta emocional

Una vez que la realidad comienza a instalarse, a menudo nos encontramos sumergidos en una tormenta de emociones. Y son cuatro emociones las que nos invaden sin pedir permiso, la rabia, la tristeza, la culpa y el miedo. Surgen cuando nos damos cuenta de que no podemos cambiar lo que ha sucedido. Esta fase está marcada por la frustración, y una profunda sensación de injusticia.

Es un momento de catarsis, donde el dolor se manifiesta en forma de enojo. ¿Por qué me ocurrió esto a mí? ¿Por qué a ellos? Estas preguntas son comunes y necesarias. Permitirnos sentir rabia es esencial para no reprimir el dolor y evitar que se convierta en una carga emocional más pesada. 

Tras la tormenta de la rabia, el duelo a menudo nos lleva a un valle de lágrimas, donde la tristeza, la culpa y el miedo dominan nuestro ser. Es aquí donde sentimos el peso de la pérdida con mayor intensidad, y donde las preguntas sobre lo que podríamos haber hecho diferente nos persiguen.

La tristeza puede ser abrumadora, no invade en cualquier momento, como si el dolor del corazón se manifestará en el cuerpo físico. 

La culpa, esa compañera persistente, se asemeja a un mosquito que no deja de picar, zumbando constantemente en nuestros oídos con frases auto-recriminatorias: ‘Podría haber hecho algo diferente’, ‘Es mi culpa’. Aunque estas preguntas puedan resultar dolorosas, confrontarlas es un paso crucial en el camino hacia la sanación

El miedo también juega un papel crucial aquí. El miedo al futuro sin esa persona, el miedo a no poder superar el dolor. En este punto, es vital encontrar formas de autocuidado y apoyo. 

El apoyo durante esta fase es crucial. Tener a alguien con quien hablar, que entienda y valide estos sentimientos, puede hacer una gran diferencia. Este es el momento de encontrar maneras saludables de liberar estas emociones, ya sea a través del arte, la escritura, el ejercicio o cualquier otra actividad que permita canalizar estas emociones de manera constructiva. Terapia, grupos de apoyo, y actividades que promuevan el bienestar emocional pueden ser de gran ayuda para atravesar este valle con mayor resiliencia.

Sin embargo, es importante recordar que estos sentimientos son naturales y forman parte del proceso de duelo.  

Tercera fase, aceptación: la resignación

Esta fase de aceptación, donde se reconoce la pérdida, no significa olvidar o estar completamente libre de dolor. Es más bien una resignación a la realidad de la pérdida, combinada con la capacidad de seguir adelante con la vida, aun hay lucha, y las emociones de la segunda fase están presentes con menos intensidad, una aceptación resignada

Cuarta fase, aceptación: paz interior

Llegar a la fase de aceptación es como alcanzar un oasis tras un largo viaje por el desierto, es una aceptación más plena, donde se encuentra un nuevo sentido de paz y propósito. Preguntarte ¿Cómo puedo vivir con esta pérdida? ¿Qué puedo aprender de esta experiencia? son clave en esta fase.

La aceptación es un proceso continuo. Es normal tener días buenos y malos. Lo importante es permitirse sentir y seguir avanzando, paso a paso. Con el tiempo, la aceptación se convierte en una integración de la pérdida en nuestra vida, donde el recuerdo del ser querido se convierte en una parte valiosa y amorosa de nuestra historia.

Conclusión

El duelo es un viaje único y personal. Cada fase nos presenta desafíos y oportunidades para crecer y sanar. Desde la negación hasta la aceptación, cada etapa es una parte esencial del proceso de sanación.

A medida que navegamos por este viaje, es fundamental recordar que no estamos solos. El apoyo, ya sea de amigos, familiares o profesionales, puede hacer una gran diferencia. La transformación real comienza cuando abrazamos nuestras emociones y las llevamos más allá de la reflexión, hacia acciones significativas que nos permitan encontrar paz y propósito nuevamente.

Cada acción que tomamos, por pequeña que sea, nos acerca un poco más a la sanación. Desde expresar nuestras emociones hasta encontrar nuevos significados y propósitos, cada paso cuenta. La vida, aunque marcada por la pérdida, sigue siendo un lienzo en blanco que podemos llenar con nuevos recuerdos, aprendizajes y amor.

Permítete sentir, preguntar y actuar. La pérdida de un ser querido es una de las experiencias más dolorosas que podemos enfrentar, pero también es una oportunidad para redescubrir nuestra fuerza y capacidad de amar. Tu vida es una obra maestra en constante evolución. Atrévete a ser la artista de tu propia transformación.

Como el ‘rincón mágico’ te puede ayudar

Cuando nos enfrentamos a un proceso de duelo, es fundamental que la persona tenga una comprensión clara de su situación. Esto implica explicar con detalle cada una de las etapas del duelo, brindando ejemplos concretos y acciones prácticas para atravesarlas. Nos enfocamos en la etapa que se está experimentando en ese momento, siempre mostrando que el duelo tiene un final, aunque en ese momento de profundo dolor no puedan casi verlo. 

También hacemos un pequeño ritual de despedida de la persona que ya no está; despedirnos sanamente desde el amor hace que el proceso sea mucho más llevadero.

Acompañamos estas sesiones con un profundo respeto, brindando nuestro apoyo en cada etapa de este viaje.

¿Estás listo para dar el primer paso? Si crees que podemos ayudarte, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Nuestro equipo de profesionales está aquí para escucharte y acompañarte en cada paso del camino. Haz clic en el botón a continuación para obtener más información.

Preguntas Frecuentes

¿Cuánto tiempo dura cada fase del duelo? No hay un tiempo específico para cada fase. El duelo es un proceso personal y puede variar mucho de una persona a otra.

¿Es normal sentir rabia durante el duelo? Sí, la rabia es una emoción común y natural durante el duelo. Expresarla de manera saludable es importante para el proceso de sanación.

¿Cómo puedo manejar la culpa durante el duelo? Hablar con un terapeuta o un grupo de apoyo puede ayudarte a procesar y manejar la culpa de manera constructiva. Incluye en tu diálogo interior el pensamiento .. ‘Yo en ese momento hice lo mejor que sabía”.

¿Qué puedo hacer si no puedo aceptar la pérdida? Muchas veces en el proceso de duelo aparecen bloqueos en alguna de las etapas, es importante identificarlos. Buscar ayuda profesional puede ser muy útil. Un terapeuta puede guiarte a través del proceso y ayudarte a encontrar formas de aceptación y a desbloquear lo que te está impidiendo transitar por el duelo.

¿Es posible sentirse feliz de nuevo después de una gran pérdida? Sí, aunque puede tomar tiempo, es posible encontrar la felicidad y el propósito nuevamente. El apoyo adecuado y el autocuidado son clave en este proceso. Nunca olvidarás a la persona, y siempre estará en tu corazón.

“Lo que una vez disfrutamos, nunca lo perdemos. Todo lo que amamos profundamente se convierte en parte de nosotros mismos” 
HELLEN KELLER


Escrito por Pequi Jordà
Mi pasión es inspirar y empoderar a las personas para que descubran su grandeza interior y transformen sus vidas. Creo firmemente en el poder de cada individuo para superar los desafíos y alcanzar la felicidad. Estoy aquí para ofrecerte el apoyo y las herramientas necesarias para que logres una vida plena y satisfactoria, para que descubras lo que ya eres: «TÚ MISMO/A». ¡Y sé que puedes!
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